Rodeada de un inmenso olivar, un cuerpo rectangular se posa sobre el llano, a las faldas de un antiguo cortijo y un pozo. Un volumen sencillo y limpio, al que se le sustrae un porche a sureste, zona de estar exterior que relaciona el interior de la zona vividera con el jardín silvestre y la alberca de recreo.
El acceso a la vivienda se lleva a cabo por la cara noreste, y se deja ver gracias a un único plano horizontal saliente, apoyado en un fino soporte. Toda la zona cercana al jardín queda reservada a la zona de día; una gran sala abierta al porche en la que se encuentran cocina, comedor y sala de estar. Huecos puntuales se abren para dejar escapar la vista hacia el paisaje o el jardín. En el otro ala de la vivienda una galería con iluminación cenital distribuye las distintas estancias de noche y de servicio, finalizando de frente en la suite, que se abre al jardín silvestre conformando una pequeña zona de estar exterior, e incluye un espacioso vestidor y baño completo íntimamente relacionado con la vegetación colindante.